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lunes, 10 de septiembre de 2007

Recuerdo de mi barrio: La villa Olímpica

Creada con el fin de acoger a los mundialistas del año 1962, se levanta a un costado del Estadio Nacional de Chile, la famosa villa Olímpica.


El sector en el cual nací, es sin lugar a dudas el más significativo en mi vida. La villa Olímpica, específicamente Lo Encalada 1263 block 11 departamento 13. Mi barrio, o mejor dicho, manzana, estaba formada por muchos blocks, una plaza detrás de todos éstos, un quiosco y una cancha de fútbol. En el tercer piso de mi edificio vivían mis primos, de mi misma edad, con los cuales salíamos a recorrer el sector y así fuimos conociendo de a poco donde vivíamos. Con el tiempo comenzamos a compartir con otros niños de nuestra edad, y formamos un grupo con el que jugábamos a toda hora.
En invierno el lugar era demasiado frío y poco acogedor, ya que las lluvias provocaban un barro que no dejaba salir a las calles, por lo que se estaba obligado a protegerse en las casas, aburridos y con frío, ya que los departamentos eran bastante húmedos. Debido a los árboles, el invierno era muy oscuro, ya que los poco de sol que había era tapado por las altas ramas, las cuales también servían como protección contra la lluvia que azotaba las caminatas desde el furgón escolar hasta la puerta de la casa.
Cuando llegaba la primavera, todo era más alegre, tanto por el paisaje y porque los niños salían a las calles a jugar, lo que provocaba que el barrio se llenase nuevamente de ruidos, los que hacían revivir luego del crudo invierno. Al lado de mi ventana, recuerdo que había un Damasco, el cual, a mediados de noviembre comenzaba a dar sus frutos por lo que mi pieza estaba siempre con un olor muy particular de esa fruta. Ese olor me acompañó toda mi infancia, hasta los diez años, período en el que me cambié de casa. Otro olor que recuerdo, era el de los veranos. Todas las tardes el jardinero, salía a regar el patio, y mientras nosotros jugábamos, expelía un olor a tierra mojada, que a mí me encantaba, tanto me gustaba que me daban ganas de comerme la tierra. También recuerdo que había un olor no muy agradable, que era cuando cortaban el pasto del parque que estaba detrás de mi edificio. Un olor a pasto recién cortado que hacía que no dieran ganas de salir a jugar o divertirse con los amigos.
En el año 2000, por asuntos de comodidad, me cambio con mi familia al centro de Santiago, para vivir más cerca del colegio.

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